viernes, 1 de abril de 2011

Redes sociales, vehículos de comunicación en catástrofes

La existencia de las Redes sociales como Twitter, Facebook y Tuenti facilitan la transmisión de información en toda situación, incluidas las catástrofes naturales y sobre todo los atentados 

La redacción.- Recientemente, con los terribles sucesos producidos en Japón, con un terremoto de 9 grados en la escala de Richter y un posterior tsunami que asolaban el país y dejaban Japón sumido en el caos, el papel de las redes sociales quedo clara su utilidad y tuvo una función vital en muchos casos que ya hemos podido ver en anteriores catástrofes. En este caso, Japón quedó incomunicado por los medios más tradicionales. La señal de televisión comenzó a tener cortes, las comunicaciones por vía telefónica tanto móvil como fija quedaron interrumpidas, todo salvo internet.

De este modo, las redes sociales se erigieron como el medio utilizado por millones de personas para poder comunicarse con sus familiares, poder transmitir a todo el mundo la situación que se estaba viviendo, dar localizaciones de heridos e incluso avisar de donde se encontraban para poder ser rescatados.  Las redes sociales se convirtieron en el motor social para comunicarse entre la destrucción y la vía para poder avisar en primera persona de lo que ocurría y cómo no, la vía de escape milagrosa.

Pero, ¿Cómo se hubiera vivido hoy los atentados del 11 de marzo?

Todos  recordamos como a las 7 y 30 de la mañana, el 11 de marzo de 2004 cambiaba la vida de miles de personas. Aún después de siete años tenemos en nuestra mente las imágenes de los 4 trenes de cercanías destruidos por mochilas explosivas, tenemos en mente aún las 191 víctimas y los cerca de 2000 heridos que causaron las bombas, pero también recordamos como, tras los atentados, la gente en Madrid y toda España se agolpó en las calles y se unió para protestar por los atentados para apoyar a las víctimas.
Hoy sabemos que Twitter hubiera sido una herramienta excepcional de comunicación, tanto para la organización como para comunicarse entre la ciudadanía, una herramienta de apoyo a los afectados. Muchos de los allí presentes en el momento de la explosión hubieran informado en el acto y en primera persona de lo que estaba ocurriendo.

No solo Twitter se convertiría en un hervidero de información, opiniones… en Facebook y Tuenti encontraríamos las primeras plataformas de agrupaciones como hemos visto recientemente con el caso de Japón donde a escasas horas del suceso ya podíamos ver como surgían páginas que reivindicaban derechos, convocaban movimientos sociales con el fin de protestar, y se creaban páginas de donativos para enviar recursos a las familias afectadas.

La capacidad de las redes sociales de ayudar en catástrofes, accidentes, o acciones terroristas como la del 11 de marzo ya son estudiadas por expertos en todo el mundo. Para el sociólogo Clemente Nobrega, los gobiernos deben estar atentos a las posibilidades que las redes sociales nos proporcionan. El investigador sugiere que los gobiernos tengan equipos preparados para que, a través de las redes sociales, se pueda mantener contacto con  personas civiles que estén de alguna forma comprometidas con las causas sociales, como bomberos, policías, integrantes de ONG’s , y miembros de la sociedad civil frente a las catástrofes. Además sería un gran avance por el que todos estos colectivos se movilizarían en bandada y su capacidad de actuación sería, sino inmediata, mucho más rápido que en la actualidad.

Entre los días 11 y 14 del pasado marzo de 2004 se produjo un pulso entre el poder político y la reacción espontánea de una parte de los ciudadanos, indignados por cómo el Gobierno gestionaba la información tras los atentados de Madrid. Gracias a las redes de intercomunicación por Internet y mensajes SMS que funcionaron aquellos días como altavoces de la irritación popular, se concretaron en convocatorias y tuvieron repercusiones electorales. Esos fueron los medios que utilizamos en aquellos años por la ausencia de estas herramientas con las que contamos hoy día.

“Las redes sociales cada vez más estarán  entre los actores clave que deben actuar en el momento correcto con su enorme potencial de atenuar tragedias. La red ya está montada, los gastos son casi nulos y la herramienta que ya es buena puede ser potencializada”, explica Nobrega.

Para el experto en redes sociales Pedro Rojas, la capacidad de las redes sociales en las catástrofes está relacionada con la ayuda en la resolución de los sucesos. “Creo que la capacidad de las redes sociales en prevención de catástrofes es sólo como canal educativo. En ayuda, sí que es muy potente por la inmediatez y la ubicuidad”, ha dicho Rojas.


Papel fundamental de las redes sociales


Ya se ha comentado la importancia que tuvieron entonces las cadenas de mensajes de teléfono móvil y la rapidez con la que transmitieron mensajes de apoyo y ayuda, pero ¿qué papel habrían jugado las redes sociales en aquel momento si hubieran existido?


Ignacio Esteban, director de contenidos digitales de la Agencia EFE, nos decía esto acerca de las cadenas de mensajes: "Creo que por primera vez en España los medios de comunicación y los ciudadanos se dieron cuenta de lo que era un 'efecto viral'. En cierto sentido, fue un anticipo de lo que años más tarde  serían las redes sociales".

La gran mayoría de las personas de este planeta saben o conocen perfectamente la rapidez y eficacia con la que Internet difunde cualquier tipo de información y la inmediatez con la que la gente conoce todos los temas, noticias o asuntos que circulan por la red. Gracias a las redes sociales, en cuestión de minutos, cualquier persona ha podido ser avisado de las diferentes catástrofes o atentados que suceden o han sucedido en el mundo. Ejemplo de rapidez e inmediatez fue lo rápido que se convirtió en noticia mundial la catástrofe natural ocurrida en el sur de Japón hace unos días. En poquísimo tiempo las redes sociales como Twitter, Facebook o Tuenti difundieron mensajes y eventos para pedir colaboración y ayuda para el país nipón, informando acerca del suceso y dando todo tipo de detalles sobre la sobrecogedora catástrofe.

Los medios de comunicación aportan mucha información y tienen mucho poder de convocatoria sobre la sociedad, es innegable la aportación que estos medios ofrecen en cuanto a reunión de gente alrededor de un suceso para ayudar personal y económicamente a los/as afectados/as de un atentado terrorista o una catástrofe natural. Pero las redes sociales pueden llegar a ofrecer información y ayuda más profunda de lo que pueden alcanzar los medios de comunicación.

En el caso del 11-M, la red social Twitter, por ejemplo, habría dado la oportunidad de informar sobre lo sucedido en la Estación de Atocha de Madrid casi al segundo. Esta red consiste en una red de usuarios los cuales pueden informar al resto en 140 caracteres lo que en ese momento está haciendo o lo que le está inquietando, por lo que el 11 de marzo del 2004 cualquier persona que estuviera viviendo el atentado en primera persona (periodista, afectado…) podría haber escrito minuto a minuto la realidad al 100% sobre lo que durante todo ese día se vivió en el lugar de los hechos.

En el caso de Facebook y Tuenti, se podría hablar de una mayor influencia que la red social anterior al tratarse estas dos de redes más amplias y con mayores aplicaciones. Estas dos redes sociales permiten crear eventos de los que pueden ser partícipes, al mismo tiempo, todos los usuarios de dichas redes, por lo que aquel día y a lo largo de los días posteriores se podrían haber organizado eventos y mensajes para convocar a toda la sociedad española y/o mundial a realizar manifestaciones de condena a lo largo y ancho de nuestro planeta. Además, se habrían podido difundir un sinfín de mensajes de ayuda o incluso cuentas bancarias para ingresar dinero para los afectados del atentado.


De nuevo, Ignacio Esteban hablaba sobre la importancia de las redes sociales respecto al atentado del 11-M y las consecuencias, tanto positivas como negativas, que habrían tenido éstas: "Las redes sociales habrían aumentado la viralidad de cualquier mensaje y/o comunicación. Los mensajes de apoyo y solidaridad habrían sido infinitos, pero también se habría multiplicado el número de imágenes, lo que podría no agradar a las víctimas".

Así es el caso de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que se creó y fundó a partir de un evento en Facebook. Después de recibir muchísimos mensajes de apoyo y el ofrecimiento de ayudas económicas y voluntariado personal, los creadores de dicho evento decidieron abrir una página web con el nombre de la asociación y, al mismo tiempo, fundar la organización para que toda persona que quisiera colaborar por la causa pudiera registrarse en la asociación y ayudar físicamente.

Sin duda, más que para un fin lúdico y de ocio, las redes sociales habrían tenido un papel importante y casi vital en lo que habría sido una difusión más eficaz del suceso y en la convocatoria del mayor número de personas para ayudar a todas las víctimas de aquel atentado criminal el 11 de marzo del 2004.