jueves, 24 de marzo de 2011

11-M: ¿Ha cambiado algo?

Los atentados del 11 de marzo de 2004 fueron una serie de ataques terroristas con 13 bombas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid. La sentencia de la Audiencia Nacional atribuyó su autoría a miembros de células o grupos terroristas de tipo yihadista.

Se trata del mayor atentado cometido en Europa hasta la fecha, con 10 explosiones casi simultáneas en cuatro trenes a la hora punta de la mañana, el primero de ellos en la estación de Atocha (entre las 07:36 y las 07:40). Más tarde, tras un intento de desactivación, la policía detonaría, de forma controlada, dos artefactos que no habían estallado, desactivando un tercero que permitiría, gracias a su contenido, iniciar las primeras pesquisas que conducirían a la identificación de los autores. Fallecieron 191 personas, y 1.858 resultaron heridas. Las primeras conclusiones llevaron a que la banda terrorista ETA podría estar detrás del atentado, aunque más tarde se descubriría lo contrario. ¿Cómo de eficaces son las medidas de seguridad que existen para que dichas masacres puedan llevarse a cabo?, ¿cuáles son las actuales?, ¿que reacciones y qué medidas llevaron a cabo los servicios sanitarios?, ¿sigue siendo el 11M un tema de influencia política? Contaron cómo ocurrieron los hechos, pero las cosas han cambiado algo desde entonces.

Una de las incógnitas por aquel momento era la seguridad que permitió estas explosiones, ya que las medidas y la vigilancia no eran demasiado exhaustivas. Únicamente cámaras de seguridad y 2 policías por cada convoy, además de algún perro policía hacían de RENFE la vigilancia en 2004. Con diferencia a los aeropuertos, las estaciones de tren y de metro de España no poseen detectores de metales ni rayos x para observar las posesiones del pasajero, por lo que resulta fácil, y resultó a los terroristas su pase al vagón donde detonaría la bomba posteriormente.

Nada ha cambiado en seguridad

Desde lo acontecido en el 11-M, la percepción de las entidades públicas sobre la seguridad de sus instalaciones cambió de manera superficial.

Realmente a día de hoy no existe un grupo de personas que se encargue de controlar a conciencia a todos y cada uno de los clientes que hace uso de las instalaciones; tampoco se han instalado torniquetes especiales para controlar a los clientes que portan objetos de riesgo (maletas, mochilas, etc.).

Todo esto a día de hoy es impensable, ya que la afluencia de público en las instalaciones de transporte es tal que sería imposible hacer un seguimiento real de todos los clientes, sobre todo del equipaje que se introduce en dichas instalaciones.

Según nos cuenta Francisco Pérez, uno de los 2000 conductores que tiene Metro de Madrid en plantilla, la opción final fue crear un "protocolo" de actuación para los trabajadores, tanto de Metro de Madrid como de Cercanías RENFE, consistente en:
Ante cualquier aviso o visualización de un objeto sospechoso, en primer lugar se intenta descubrir su procedencia, si no fuera posible encontrar al dueño de dicho objeto, se valora el objeto en sí, es decir, se comprueba si lo que lleva es visible y sobre todo si no es peligroso.
Si va cerrado, en ningún caso se debe abrir; se procede a llamar a seguridad para que lo recoja.
En caso de que el agente de seguridad lo compruebe y vea el que el grado de peligrosidad es alto, se puede llegar a desalojar el tren y la estación como prevención, hasta que vengan las autoridades pertinentes a retirar el objeto sospechoso con seguridad.

Vigilante de seguridad canero en las instalaciones de Metro de Madrid
El proceso de detección de este tipo de amenazas se suele comprobar dentro de las instalaciones, puesto que es técnicamente imposible comprobar el grueso de público, sobre todo en estaciones grandes, como son: Sol, Méndez Álvaro, Av. América y Atocha; por decir las más conflictivas, ya que son estaciones que soportan el tránsito, no solo de una línea de metro, sino que convergen varias líneas, aparte de transbordos con otros transportes, como cercanías RENFE o autobuses.

En definitiva, la seguridad en cualquier transporte exceptuando larga distancia ya sea trenes o avión, se encuentra concienciada por los hechos acontecidos; es más fácil prevenir cuando el cliente es consciente y capaz de poder avisar de cualquier amenaza. Esto y una buena actuación por parte de los trabajadores, es más eficiente para las empresas a día de hoy, que invertir en controles o en más personal.

Pocos cambios en sanidad

En cuanto a los servicios sanitarios, mucho fue lo que se dijo de la ineficacia de las tareas de asistencia del Samur, SUMMA, Ambulancias de SERMAS, Cruz Roja y protección civil de diferentes municipios cercanos, debido a las dificultades en la coordinación de sus protocolos de actuación.

Las primeras medidas que tomaron los servicios de emergencias al llegar a la zona afectada, fue retirar a las victimas que tenían movilidad propia y posteriormente pasaron a evaluar por niveles a las que tenían lesiones, según las palabras de Belén Molina Técnica en Emergencias de Cruz Roja. Utilizaron el método “triage” por el que los niveles de gravedad quedan señalados con pegatinas de colores (verde para los leves, amarillo para lesiones de gravedad media, rojo para las lesiones agudas y negro para los que han fallecido). Esta medida no se utilizó en Téllez y El Pozo lo que supuso mayores dificultades de clasificación de los damnificados y causó controversia en las reuniones de autocrítica posteriores al atentado según publica el diario El Mundo.

La comunicación supuso un problema mayor ya que los mandos de los diferentes servicios de emergencia se comunicaban por móviles que resultaron bloqueados al igual que los de muchos madrileños. Tras la evaluación posterior se decidió crear un Centro Integrado de Seguridad y Emergencias en el que se invirtieron 17 millones de euros y con el que se garantiza un sistema de comunicación segura y que coordinará los recursos de emergencia, controlará los planes trazados y la gestión de la respuesta de las emergencias de Madrid de la que forman parte Policía Municipal, Bomberos, Samur y Agentes de Movilidad en palabras de Belt Ibérica una empresa de analistas de prevención.
Pocas son las medidas que se han ampliado en materia de sanidad ya que sus fases de resolución siguen siendo las mismas: evaluación de la situación (datos disponibles del desastre, coordinación de la emergencia e identificación y evaluación de las necesidades) y planificación de la respuesta (disponibilidad de los recursos y organización de la respuesta, de los recursos humanos y de los recursos materiales).

Los actos no incitan a la unidad

Siete años después de lo ocurrido, la tensión política sigue estando presente. Ni el tiempo, ni los juicios por los que se procesó a los culpables del brutal atentando, sirven para dejar de enfrentar a partidos políticos. Partidos y asociaciones, que ni en fechas tan marcadas como esta, son capaces de demostrar que por encima de cualquier idea lo que debe primar son las personas. Esta confrontación se visualiza en la disparidad de actos individuales que se han celebrado este 11 de marzo de 2011 y en la discrepancia reflejada en los discursos pronunciados por las presidentas de las asociaciones de víctimas.

Entre los actos oficiales, la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, encabezó la ofrenda floral que se hace cada año frente a la placa situada en la Puerta del Sol, dedicada a las víctimas de todos los atentados. Por otra parte el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, inauguró junto al candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, un monumento en la estación de Cercanías de El Pozo, sumándose más tarde, al acto celebrado en la Puerta del Sol. Unas horas más tarde, en el Bosque del Recuerdo del Retiro, tuvo lugar otro acto organizado por la AVT, al que acudió la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, María Ángeles Valcarce, delegada del Gobierno en Madrid, y el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, sin embargo, no hubo representación alguna del Partido Socialista.

En éste acto, Ángeles Pedraza declaró en su discurso: “no se conoce toda la verdad sobre el 11-M, reclamamos a todos los que tienen responsabilidades públicas que nos miren a los ojos y se atrevan a decirnos que el 11-M es un caso cerrado". Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, respondió indirectamente a estas declaraciones, en el discurso que ofreció en otro acto conmemorativo celebrado en Atocha esa misma tarde diciendo: “la verdad se conoce en sus trazos fundamentales tras un juicio serio y justo; "Se deben explorar los indicios hasta donde sea razonable pero los juicios se hacen con pruebas", criticando que hay personas y colectivos que "aturden y confunden" y "próceres de la patria" que dicen que "cuando ellos gobiernen se sabrá la verdad y saldrán los papeles". Cabe destacar la presencia en Atocha de UGT, CC OO y Partido Socialista de Madrid, en contraposición de la ausencia de miembros del Partido Popular.

José Manuel Romero, subdirector del diario El País, indica en un análisis sobre el 11-M titulado “Siete años de infamias”, que “algunos medios de comunicación y algunos dirigentes marginales del PP intentan resucitar uno de los bulos conspirativos más dañinos para la democracia, según el cual ETA pudo estar detrás de los atentados”. Señala además que “ cada año, los homenajes para no olvidar a los muertos, acompañar a sus familiares y mejorar la existencia de las víctimas que sobrevivieron al atentado se tiñen de polémica y desunión por culpa de los descerebrados que todavía piensan que una burda manipulación vale más que la verdad”.

Siete años después de lo ocurrido una cosa esta clara, la desunión entre partidos y asociaciones de víctimas, es evidente. Sólo con el tiempo se podrá evaluar de qué manera afecta esto a la sociedad española en general y a supervivientes y familiares de víctimas en particular.
El paso del tiempo no ha servido para adoptar medidas reales que sirvan como revulsivo ante la posibilidad de nuevos atentados. La seguridad no se ha visto incrementada, la actuación sanitaria, sigue los mismos planes de intervención que hace siete años y en política el 11-M sigue siendo un tema conflictivo con el que poder hacer campaña.


María Dávila
Raquel Díaz
Eduardo García
Iván T.

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